Juani Rishmawi es una madrileña trasplantada a Palestina desde hace 33 años. Allí vive y allí lucha contra las dificultades de tener que habitar un territorio ocupado por el ejército israelí que hace todo lo posible por hostigar y amedrentar al pueblo palestino. La retención del material que transportaron los barcos de la Flotilla de la Libertad-Rumbo a Gaza es una de estas medidas que, en opinión de Juani, “busca advertir a las organizaciones para que cese cualquier tipo de ayuda a la franja”. 

Juani Rishmawi trabaja en la ONG Healt Work Committees, HWC en sus siglas inglesas, que se ocupa de llevar la atención sanitaria a las ciudades y aldeas de Cisjordania. En sus inicios, allá por 1988, trabajaba también en Gaza, pero la separación total que sufre la franja ha hecho imposible seguir el trabajo de la HWC allí. El Gobierno israelí también impide que lleven sus programas de salud a la zona este de Jerusalen donde se ocupaban tradicionalmente de la vacunación de los niños y niñas palestinos en las escuelas. Este mes de diciembre Juani Rishmawi está en España en uno de sus habituales viajes y ha aceptado compartir con nosotros y nosotras las últimas noticias desde la castigada Palestina. También nos ha traído fotografías de la situación sanitaria en la franja de Gaza. 

– ¿Cómo está la situación en Palestina ahora mismo?

La situación en Palestina es muy grave, mientras haya ocupación (y llevamos 70 años)  y violación continua de los derechos humanos en cuanto a la población autóctona árabe esto se alargará.  El nacionalismo israelí que ha declarado en una resolución en el parlamento que su población tiene que ser judía deja a las minorías y al resto de la población en una clara discriminación  y especialmente el sometimiento de casi 5 millones de palestinos en un entorno de apartheid. Tampoco la Autoridad Palestina resuelve los problemas ni ayuda a su pueblo. Jerusalén pierde población palestina cada día, son expulsados y destruidos sus hogares y comercios. Los asentamientos crecen cada día, y desoyendo todas las resoluciones de la ONU e incumpliendo todos los acuerdos de paz, Israel acaba de decidir la construcción de 2.000  nuevas casas en diferentes asentamientos en Cisjordania. La población cada día está más empobrecida. 

– ¿Tienes noticia de cómo se encuentra en Gaza?

A Gaza se la considera la prisión abierta más grande del mundo. Cerca de 2.000.000 de palestinos viven en unas condiciones totalmente inhumanas, después de dos incursiones y bombardeos (2008 y 2014) la destrucción de miles de hogares ha dejado en la calle a más de 100.000 familias. Hay fábricas destruidas por lo que el desempleo alcanza el 65% de los habitantes, las instalaciones eléctricas no funcionan, el agua está infectada y la población muere lentamente. Casi 20 palestinos mueren al mes por falta de tratamiento médico y hay bajas a diario por asesinatos cometidos por los soldados en la frontera cuando van a manifestarse. Esto puede dar una idea de la situación en la que está Gaza. Es tremendo escuchar a tus  amigos y que te digan que les ayudes a salir porque aquello es un infierno. La situación es crítica, muy crítica.

 

Castigo a la población de Gaza

– ¿Qué te parece que las medicinas que llevaron los barcos de la Flotilla de la Libertad-Rumbo a Gaza estén retenidos en puerto mientras la situación sanitaria se deteriora en la franja?

La retención de las medicinas es una decisión política  premeditada por parte de las autoridades israelíes como un castigo a la población de Gaza y para mandar un mensaje a las organizaciones internacionales de que dejen de enviar ayuda. Las necesidades en Gaza son muchas e Israel juega con ello para presionar a la población.

– ¿Cómo lleváis el día a día en los hospitales de la HWC?

La vida diaria en nuestros centros y hospitales es de atención a la población en todos los ámbitos que lo necesiten. Si no se les puede atender por falta de medios se les aconseja donde pueden acudir. La confianza que tiene la población en nuestro trabajo es muy de agradecer. Es importante que la gente sepa que nosotros estamos allí para atenderles. Por eso, cuando vemos que hay una especialidad que no hay en uno de los centros y es importante intentamos contratar a los médicos necesarios para que la gente no tenga que desplazarse desde sus lugares de origen. La movilidad es uno de los peores problemas, continuos controles entre pueblos y ciudades (mas de 250 checkpoints aproximadamente) dificultan mucho los movimientos para la población palestina. Por tanto intentamos que, si la gente no puede venir a los centros de salud que tenemos, vamos nosotros a prestar el servicio médico por medio de una clínica móvil. Es importante que el servicio médico y los cuidados lleguen a toda la población.

Compramos las medicinas en Palestina para apoyar su economía

– ¿Es difícil conseguir suministros médicos para vuestros hospitales?

En Cisjordania, teniendo dinero, se pueden conseguir casi todas las medicinas necesarias. En Palestina hay 7 empresas farmacéuticas e intentamos siempre comprar allí para que la economía palestina sea fuerte, aunque hay muchas medicinas importantes que tienen prohibido fabricar por sus componentes. Así que tenemos que abastecernos de empresas israelíes. Pero podemos suministrarnos bien. En Gaza es otra historia porque los medicamentos tienen que entrar por las fronteras y dependen de que el ejército conceda los permisos necesarios. La dependencia de estas autorizaciones hace muy complicada la llegada de medicinas y, por supuesto, faltan muchísimas medicinas y equipos médicos. Los más vulnerables son los enfermos de cáncer que no pueden recibir tratamientos y personas que necesitan operaciones muy complicadas. La tasa de mortalidad en Gaza por falta de tratamientos es altísima en el último año.

– ¿Cual es el motivo de tu viaje a España?

Yo vengo a España dos veces al año. Mi trabajo consiste en conseguir financiación para proyectos y programas de nuestra organización y realizar también concienciación sobre la situación en Palestina, doy charlas sobre Palestina en todos los niveles, especialmente sobre temas sanitarios que es la especialidad de la ONG que represento, la Healt Work Commitees . 

– ¿Qué está pasando con la solidaridad en nuestro país? ¿Tenéis más dificultades que antes para lograr financiación para los proyectos?

La crisis económica que comenzó en el 2008 ha influenciado mucho en las ayudas a los países en desarrollo, nosotros hemos perdido mucho apoyo económico. En los años anteriores a la crisis en España las ayudas a nuestra organización procedentes de este país eran de un 60 % de los ingresos exteriores. Durante estos últimos años hemos ido sobreviviendo con muchas carencias pero con valentía y trabajo por parte de los trabajadores de la HWC. Y hemos salido adelante. Los últimos dos años ha mejorado bastante y podemos proponer proyectos más ambiciosos. En Palestina salvar dificultades es algo normal por eso nos amoldamos a la situación e intentamos movernos para conseguir otras fuentes de financiación por otros países. De todas formas hay que reconocer que la población española es una de las más solidarias con Palestina y esto ha ayudado a que actualmente todavía haya un apoyo importante, la confianza en nuestro trabajo nos ha dado una pequeña estabilidad en la organización  para seguir adelante.

Practicar el BDS es el mejor medio para ayudar a Palestina

– Qué les dirías a los españoles y españolas que pueden hacer para ayudar al pueblo palestino?

Hay diferentes métodos para ayudar a Palestina. Unos pueden contribuir con apoyo económico, otros a concienciar a la población sobre la situación de allí. Y uno de los más importantes es la campaña de Boicot Desinversiones y Sanciones (BDS). Éste es un movimiento no violento que defiende a las personas que están bajo régimen de apartheid, como ocurre en Palestina. Cada individuo puede hacer su propio boicot, no comprando productos israelíes en solidaridad con los palestinos por violación de derechos humanos, apoyo institucional decretando espacios libres de apartheid y promoviendo sanciones para que Israel sea castigada por incumplir las resoluciones de la ONU. También hay un boicot cultural y deportivo para que Israel sepa que, mientras sigan con esa política hacia los palestinos, habrá un movimiento que los señale por sus prácticas xenófobas y discriminatorias. 

Hay muchos medios pero sobre todo lo más importante para mi es que no olviden a un pueblo que necesita desesperadamente que se le apoye y ayude por su situación tan terrible después de 70 años de la colonización. Solo deseamos una Palestina libre.

*Por Blanca Ortega, periodista, miembro de Sodepaz y colaboradora de Rumbo a Gaza.

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